miércoles, 18 de enero de 2017

Docente Universitario



La sociedad actual se enfoca en la diversidad de elementos y realidades, donde percibe al individuo como un ser integral, caracterizada por la búsqueda del desarrollo pleno de la inteligencia individual pero a la vez colectiva, transformando la educación en algo más que contenidos memorizados o transmisión rígida del conocimiento, exige una formación que proporcione oportunidades de ser, de autorrealización, de transformación propia y del medio en donde se desenvuelve. 


Por tal motivo el docente universitario ha pasado a convertirse en un facilitador, que debe promover la reflexión, imaginación, creatividad a través de una relación horizontal con los estudiantes, constituyéndose en un mediador entre el alumno y el conocimiento.  Dentro de las condiciones que el docente debe poseer, destacan tres categorías, las competencias profesionales (de cada área), los conocimientos y destrezas, y por último, los rasgos de personalidad:
  • Competencias profesionales: Debe ser especialista en el área que desarrolla, es importante retomar el vínculo entre la investigación (actualización profesional) y la docencia, para ofrecer una educación de calidad, que sea pertinente y adaptable al contexto que el estudiante vive.

  • Conocimientos y Destrezas: La capacidad para aprender, y para enseñar a aprender, estimular entre sus estudiantes el deseo de comprender, analizar, razonar, estructurar sus ideas y experiencias, más que explicar conceptualmente, propiciar el ambiente para producir ciencia con los apartados teórico-práctico; considerando que son ellos (los estudiantes) los que realmente deciden qué, cómo y cuándo aprender, como individuos que poseen destrezas, habilidades y aptitudes que deben ser motivados hacia la consecución de los objetivos. El propósito de la docencia universitaria debe ser que el estudiante aprenda a pensar, a producir conocimiento. Por consiguiente, la evaluación debe ser orientada a la comprensión, explicación y aplicación de ese conocimiento, más que evaluar la capacidad de memorizar un concepto, se debe evaluar la habilidad desarrolla, la comprensión del contenido y su aplicación (en los contextos que se requiera). Esto garantizará una autoevaluación y mejora continua de la calidad del docente.

  • Rasgos de personalidad: El docente debe demostrar liderazgo, capacidad para guiar y orientar a sus estudiantes, vocación, organizado, planificando la clase con objetivos específicos pero a la vez flexible. Perdomo (2000) menciona los siguientes: Dar la clase con amor, fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza, conocimiento, inteligencia, temor a Dios, aconsejando, con orden, con verdad, para la vida, en paz, con humildad, con santidad, manifestando lo esencial, con valor, con mansedumbre, con alegría, con poder, con honestidad, con paciencia, con diligencia, sin ego, con sabiduría, todos estos principios universales se sintetizan en uno sólo: el ético.


En conclusión, el docente debe ser especialista en diagnóstico, recursos y prescripción del aprendizaje, facilitador del aprendizaje, especialista en el saber de su profesión, consejero profesional y promotor de valores y relaciones humanas.

1 comentario: